Clínica de Duelo ayuda a personas que han sufrido la pérdida de un ser querido

Por la pandemia, proporcionan atención a través de Internet. Está adscrita al CUCS

En estos tiempos de pandemia del COVID-19, en los que mucha gente necesita apoyo profesional para superar su dolor por la pérdida de algún familiar, la pareja o amigos, el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) ofrece atención psicológica mediante la Clínica de Duelo por Suicidio Dr. Roque Quintanilla Montoya, informó la doctora Patricia Guadalupe Villagómez Zavala, Coordinadora de dicha clínica.
 
El trabajo es con grupos de personas que, en la mayoría de los casos, tuvieron pérdidas de seres queridos por diversas causas, ya sea accidentes, enfermedad o suicidio. La clínica también está abierta a quienes tengan algún otro tipo de pérdida significativa (que les ocasione dolor), como la pérdida del trabajo, de la casa, entre otros.
 
Explicó que las personas que han tenido alguna pérdida significativa como la de un ser querido muchas veces dejan de convivir con otros, evitan ir a trabajar, pierden interés en socializar, en su propia vida, y pueden no encontrar una meta u objetivo para seguir adelante; su sentido de la vida y bienestar psicológico se ven afectados. Su futuro les parece incierto, posiblemente tengan una percepción negativa para autoevaluarse y dejan de tener objetivos. Hay tintes de desesperanza. Estas personas necesitan espacios para expresar cómo se sienten, qué piensan.
 
Los interesados en conformar un grupo para recibir ayuda, pueden ingresar a la página de Facebook Clínica de Duelo, y dejar un mensaje. Los grupos deben de estar integrados minímamente por seis, y un máximo de diez personas, con quienes se trabaja un promedio de dos a tres horas. Durante un lapso de tres meses reciben de ocho o nueve sesiones; lo que implica terapia una vez a la semana. En estos talleres se sigue un proceso psicosocial terapéutico, y se desarrolla la flexibilidad psicológica para enfrentar la pérdida.
 
Las personas que forman los grupos deben de ser mayores de edad, con una pérdida que genere duelo, y que ésta tenga mínimo seis meses de haber ocurrido.
 
Antes de la pandemia eran atendidos dos grupos en la mañana, e igual número por la tarde, es decir, alrededor de 40 personas; y actualmente se trabaja con las personas que aceptaron participar en los talleres en línea, un grupo de diez personas, que son atendidas a través de la plataforma de Google Meet.
 
En las sesiones se habla del concepto de muerte, el cual se ve como el fin de un proceso biológico y social de todos los seres humanos y todo lo que tenga vida; se aborda la aceptación de la muerte como un proceso natural.
 
Después son tratadas las etapas del duelo: incredulidad, enojo y negación. Se trata de desarrollar en los participantes algunas estrategias para empezar a resignificar la vivencia que tuvieron, de manera que la ausencia del otro tenga un nuevo significado, y de esa manera la persona empieza a hacer una negociación entre lo que esa pérdida se llevó de sí mismo, y con qué se queda: todas esas vivencias y recuerdos para empezar a aceptar la pérdida.
 
En la medida en que la persona que está en duelo adquiere flexibilidad psicológica va aceptando la pérdida, y se aprende a vivir con la ausencia del ser querido.
 
El equipo de profesionales en la clínica está integrado por psicólogos y médicos, quienes son auxiliados por jóvenes de servicio social, y estudiantes interesados en investigación.
 
Estos talleres se dan también en instituciones privadas o asociaciones civiles, así como preparatorias y centros universitarios de la Red.
 
Los interesados pueden también escribir a los correos clinicadeduelo898@gmail.com y patricia.villagomez@academicos.udg.mx
 
Villagómez Zavala informó que del 19 de diciembre de 2020 al 6 de enero de 2021 la clínica no proporcionará atención por periodo vacacional, para reanudar actividades después de esa fecha.
 
 
 
Atentamente
"Piensa y Trabaja"
"Año de la Transición Energética en la Universidad de Guadalajara
Guadalajara, Jalisco, 25 de diciembre de 2020

 
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Gustavo Alfonzo