Organizaciones civiles tomaron la bandera en los proyectos de inclusión en América Latina, dice académico

Concluyen actividades de la Plataforma para el Diálogo “Identidades subalternizadas. Emergencias, estrategias y luchas para la visibilización cultural en América Latina”

Las organizaciones civiles son las que han impulsado los proyectos de inclusión en América Latina al ver que las políticas nacionales mantenían sesgos racistas y no lograron dar un espacio a las minorías como las personas racializadas o las comunidades indígenas, afirmó Ezequiel Adamovsky, académico de la Universidad Nacional de San Martín, en Argentina.

 

“Tiene que ver con la constatación de los límites y del agotamiento de los proyectos de inclusión que animaron a las distintas naciones. Vivimos un siglo XIX y un siglo XX de construcción de naciones que tenían proyectos de inclusión de las clases populares; esa construcción ha tenido límites y la exclusión ha sido enorme y se ha recrudecido en las últimas décadas. En ese escenario y ante la constatación de que la promesa de igualdad e inclusión no se cumplió, entonces aflora la necesidad de poner en discusión el proyecto inicial”, explicó. 

 

El especialista ofreció el jueves la conferencia “Mestizaje y multiculturalismo: una perspectiva periférica”, en el cierre de actividades de la Plataforma para el Diálogo “Identidades subalternizadas. Emergencias, estrategias y luchas para la visibilización cultural en América Latina”, que tuvo lugar en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), organizada por el Centro Maria Sibylla Merian de Estudios Latinoamericanos Avanzados en Humanidades y Ciencias Sociales (CALAS).

 

Puso como ejemplo el caso de México, cuyas políticas pretendían “pensar una nación mestiza” que, sin embargo, se enfrenta a la presión de una cultura de raza blanca que no termina por reconocer a las comunidades indígenas ni a las afrodescendientes. Por otro lado, en Argentina, los gobiernos no han tenido una visión de nación mestiza, por el contrario, han propuesto “una nación blanca europea”.

 

“Ahora es, entonces, el momento de poner esa visión en discusión, porque su promesa de igualdad y de inclusión fracasó”, subrayó Adamovsky.

 

Añadió que, pese a la diversidad cultural y a la cantidad de comunidades étnicas en los países latinoamericanos, las estructuras económicas y de clase propician el racismo y la discriminación.

 

“Hay toda una serie de prejuicios y juicios de valor que tienen un origen muy antiguo, colonial, que han persistido y reproducido estructuras económicas, de clase, en las cuales los más ricos siguen siendo las personas de tez más claras y los más pobres siguen siendo personas racializadas, indígenas, migrantes, afrodescendientes o mestizos de todo tipo”, recalcó. 

 

 

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Texto: Prensa UdeG
Fotografía: Adriana González