Comparten lecciones aprendidas a 40 años del sismo de 1985
La emergencia del sismo del jueves 19 de septiembre de 1985, en la Ciudad de México, hizo eco en el solidaridad espontánea del pueblo mexicano que, a 40 años, dejó lecciones para la institucionalización de la prevención y el desarrollo de la ciencia, y profesionalización de los cuerpos de emergencia preparados para la población mexicana e internacional.
Sobre esto charlaron especialistas este martes, durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2025.
Hace cuatro décadas, Isaac Luna Lomelí, integrante de la Brigada de Rescate Topos Tlatelolco/Tlaltelolco AC, relató que, antes de ser rescatista, esa mañana se preparaba para ir a su empleo en una fábrica de calzado cuando comenzó a temblar.
“Miré a través de la ventana y era como estar dentro de un automóvil que frena continuamente. Pensaba ‘ya va a pasar, ya va a pasar’. Salí, alcancé a mis hijos que iban a la escuela. Les dije que se pararan bajo el arco de la puerta. Pero los saqué cuando comenzaron a tronar las trabes de la casa”, contó Luna Lomelí.
Pocos minutos después, recorrió la ciudad ante la emergencia: vio un hotel y una clínica del IMSS tirados. El pavimento de la calle estaba ondulado inexplicablemente.
Mario Luna Sosa, ingeniero geólogo por la UNAM e integrante de la Brigada de Rescate Topos Tlatelolco AC, recordó que, ante la situación vulnerable vivida ante el evento de tal magnitud, se conformó la brigada.
“Nuestro origen fue en el 85 hubo muchas personas que ayudaron y, a los 6 meses, el 31 de marzo de 1986, nos instituimos como una asociación civil con el fin de apoyar a la ciudadanía”, dijo.
El doctor Víctor Cruz Atienza, Sismólogo por la Universidad de Niza Sophia-Antipolis, Francia e investigador titular en el Instituto de Geofísica de la UNAM, coincidió en que el sismo de 1985 fue un parteaguas social, institucional, técnico y científico.
Sobre las lecciones científicas, explicó que en el Valle de México ya se puede saber el impacto de los sismos de acuerdo con la caracterización de los suelos arcillosos, cuyo impacto se cuantifica entre cien a 500 veces más en comparación con los suelos rocosos.
“En la actualidad se puede conocer la respuesta del suelo para cuantificar peligros y la alerta de tsunamis a través de la red de 165 sismógrafos conectados en tiempo real”, explicó.
En aquella ocasión, 190 edificios se cayeron parcial o totalmente y fallecieron entre 6 a 10 mil personas; las comunicaciones colapsaron. Tras esto se constituyeron organizaciones con fines preventivos como el Sistema Nacional de Protección Civil y el Centro Nacional de Prevención de Desastres.
Para Isaac Lomelí, la lección no la tuvo durante o poco después del sismo, sino años después durante una exhibición del cuerpo de emergencia de Topos.
“Tras el desastre me di cuenta de la energía que tuvo la gente para ayudar y resolver porque eso tenemos los mexicanos, es bonito, me metí al cuerpo de rescate para aprender, ayudar y, luego, a enseñar. Me di cuenta que se puede servir a la gente”, compartió.
Iván Barrientos, físico por la UNAM, y voluntario de la Brigada de Rescate Topos Tlatelolco enfatizó la relevancia de los rescatistas mexicanos en el contexto internacional.
“Los grupos de rescate mexicanos son un referente internacional: muchos protocolos internacionales los retomó la ONU para la ayuda en desastres a través de la experiencia de Francia, Italia y México después de los eventos del desastre de 1985”, concluyó.
Atentamente
“Piensa y Trabaja”
“1925-2025. Un Siglo de Pensar y Trabajar”
Guadalajara, Jalisco, 2 de diciembre de 2025
Texto: Adrián Montiel González
Fotografía: Luis Sosa
- 47 views